
Delfina Rossi criticó el nuevo Código Urbanístico porteño
La economista e hija del diputado nacional de Unidad Ciudadana sostuvo que la propuesta del Gobierno de la Ciudad es “impopular”.
La economista Delfina Rossi criticó la modificación del Código Urbanístico que debate la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aire en base a un proyecto elaborado por el Poder Ejecutivo local. Dijo que la idea oficial busca favorecer la especulación inmobiliaria, en desmedro de la calidad de vida en los barrios.
“Encontramos que en la Ciudad se da la disputa entre dos modelos de ciudad: uno que responde a la lógica mercantil y que se representa en la gestión de Cambiemos en la ciudad; y otro que es demandado por las organizaciones sociales, los centros de estudios especializados y las vecinas y los vecinos. En este sentido, el Gobierno de la Ciudad necesita repensar sus lógicas de participación para poder recolectar de manera real las necesidades de la ciudadanía”, sostuvo Rossi.
“Cambiemos justifica que su intervención está direccionada a atender problemas ambientales, de transporte público, diversidad de usos y -sobre todo- de paisaje urbano. Si bien estas justificaciones son sumamente válidas y el proyecto no garantiza que la ciudad se transforme en un espacio justo y sustentable”, criticó sobre la gestión porteña.
Rossi, en co-autoría Martín Lemma, publicó un texto en la web El Destape donde también cargó contra el Código vigente, al que tilda de proclive para los negocios inmobiliarios: “Persigue una visión autoritaria y excluyente de la ciudad, y está regido por los principios del transporte individual (léase miles de autos en grandes autopistas) en detrimento del público”.
“los agentes del mercado deciden invertir solamente en aquellos proyectos que le generan mayor rédito económico; es decir, los proyectos orientados a las élites económicas. Está comprobado que la consecuencia directa de este modelo urbano inmobiliario es la segregación socioespacial, la pauperización de la calidad ambiental urbana y la expulsión de los habitantes de sus barrios y la ciudad”, advirtió.
“Paralelamente, en la ciudad crece muy rápidamente el porcentaje de personas que tiene que alquilar viviendas porque no puede acceder a una casa propia: en 2001 los inquilinos representaban un 22,1% y en 2016 ese porcentaje trepó al 35%. Contradictoriamente, se construyeron más de 150.000 viviendas en los últimos 10 años. Más aún, los cálculos indican que el nuevo código podría albergar la duplicación de metros cuadrados de vivienda construidos, para que en la ciudad puedan vivir el doble de personas”, fue otro de los planteos.
También alertó por la cantidad de viviendas ociosas: “Según datos del último Censo Nacional de Población y Vivienda (realizado en octubre de 2010), la CABA presenta casi un 25% de viviendas ociosas (es decir, sin gente que viva en ellas), siendo esta situación más acentuada en barrios céntricos -donde muchas viviendas se usan como oficinas- y levemente menor en barrios más populares. En concreto, la ciudad disponía hace 8 años de más de 340.000 viviendas desocupadas repartidas por toda la ciudad; este número representaba entonces casi dos veces la cantidad de personas viviendo en condiciones deficitarias”.
Citó la lucha de organizaciones vecinales que desde hace tiempo están movilizadas por el tema. Nombró los 12 puntos presentados en la Legislatura porteña sobre un Código participativo: “A la par que el Gobierno de la Ciudad avanza con su proyecto de nuevo código, las vecinas y vecinos porteños y distintas organizaciones sociales han buscado los mecanismos legales para discutir abierta y seriamente el proyecto. Estas discusiones se llevaron a cabo en las diferentes sedes comunales, en centros culturales, en plazas y en la misma Legislatura Porteña; del proceso surgieron productos elaborados como los “12 Puntos Básicos de la Propuesta Urbano Ambiental Vecinal” elaborada por un grupo de vecinos y vecinas llamado Movimiento Comunero o documentos como los presentados por el CELS o la Defensoría del Pueblo, entre otros”.
