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Foto: GCBA

Un equipo de expertos restaura el patrimonio escultórico del Cementerio de la Recoleta

Está a cargo del restaurador Miguel Crespo. "La materialidad que hoy vemos en este espacio intramuros fue creada en un momento muy importante dentro del arte argentino, el de nuestros primeros escultores", asegura.

Publicado el 10 de febrero de 2023|
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El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó que, por primera vez, el Cementerio de la Recoleta (Comuna 2) cuenta con un área específica para el cuidado y preservación del patrimonio escultórico de esta necrópolis. Está a cargo del restaurador Miguel Crespo.

“Contar con un equipo de restauración propio tiene una importancia fundamental para preservar el patrimonio escultórico que tiene el cementerio, nuestro deber es protegerlo para las generaciones futuras”, destacó Julia Domeniconi, secretaria de Atención Ciudadana y Gestión Comunal del Gobierno porteño, organismo del que depende la Dirección General de Cementerios de la ciudad.

“Año tras año notamos un incremento constante de visitas, eso demandó de parte de la Ciudad un plan que nos permita poner en valor todo su patrimonio como elemento central de su atractivo internacional”, agregó la funcionaria.

“El área de restauración del cementerio se encarga de preservar y recuperar sepulcros históricos nacionales. De las 5.000 bóvedas del cementerio, 90 poseen tal calificación, y se calcula que ya se ha intervenido con acciones un 80% del total. El equipo trabaja por núcleos, por sitios donde se ubican varios monumentos juntos o dentro de unidades conceptuales, con la finalidad de consolidar una percepción del patrimonio de la obra en su entorno y dentro de un plan global”, explican fuentes oficiales.

“La materialidad que hoy vemos en este espacio intramuros fue creada en un momento muy importante dentro del arte argentino, el de nuestros primeros escultores. En esas décadas se creó el Museo Nacional de Bellas Artes y las firmas que están en el cementerio están también en el museo”, explica Miguel Crespo, quien dedicó largos años al estudio de piezas de arte en exposición de intemperismo a través de becas de investigación del Conicet.

“Al hacer el diagnóstico, nos tenemos que ir muy atrás en el tiempo: el ambiente hoy está más controlado, pero las patologías quedaron en las obras. En el análisis vemos lo que ocurrió décadas atrás y, aunque el ambiente ha mejorado y no tiene la densidad de contaminación que tuvo, las alteraciones producidas en aquel momento hoy están presentes y nosotros tenemos que retirar esos rastros de contaminación”, precisa.

En palabras de la gerenta operativa del cementerio, Sonia Del Papa Ferraro, “el patrimonio de Recoleta va más allá de los monumentos y la arquitectura, hay que cuidar los solados, porque es un sitio muy antiguo, las cañerías, los subsuelos o los efectos del follaje que crece en determinadas zonas, la forma en que ceden los muros con el tiempo por el peso, los factores climatológicos y hasta influye la ubicación del cementerio en medio de esta ciudad. No es lo mismo el deterioro de monumentos sobre la calle Junín, que no tiene tránsito, a los situados sobre Azcuénaga, donde se verán los rostros y cuerpos de las esculturas ennegrecidos producto del tránsito”.

En tanto, en el GCBA suman: “Si bien el trabajo del experto (Crespo) en el lugar se remonta a 2002, no ha sido hasta este año, tras la percepción de ingresos gracias al cobro de la entrada a los turistas extranjeros de acuerdo a la Ley 4977 -que establece que el producto de las entradas debe volcarse exclusivamente al mantenimiento y restauración del patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de cementerios-, que las direcciones de Cementerios y Patrimonio de la Ciudad consolidaron un programa institucional con un área de restauración específica para Recoleta”.

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